Domingo segundo Cuaresma:

En una ocasión, unos padres de adolescentes, me explicaban que les estaba costando mucho, inculcar a sus hijos, el ir a misa el Domingo. Les pregunté, ¿si ellos iban?. Me contestó que, “no todos los domingos, porque tenemos pádel”. Les felicité por jugar al pádel, convencido que el deporte es bueno para la salud. Pero, les expliqué a su vez, que seguramente sus hijos, seguirán sin ir a misa. Salvo, que empecéis a ir vosotros. No son las palabras, sino los hechos, los que arrastran./ Lo que confiere fuerza a Jesús, no es lo que dice, sino que lo que dice, lo hace. Eso es el testimonio. “Obras son amores, y no buenas razones”. Aquí, estáis padres y madres, que venís con vuestros hijos, niños y jóvenes a misa. Les estáis sosteniendo en su Fe, con vuestra fidelidad, que da mucha gloria a Dios. El, os agradece que seáis canal de gracia para ellos.

Benedicto XVI, en su primera encíclica, Deus Cáritas est, nos recuerda, que: “el seguimiento de Cristo, no nace por una decisión ética, sino como fruto de un encuentro”.

Y se encuentro hay que provocarlo y buscarlo. Los enamorados, se frecuentan, se interesan el uno por el otro, conocen los detalles de la vida de cada uno. Con Dios, sucede lo mismo, si yo quiero vivir la experiencia del encuentro con Dios, como estos tres discípulos, debo frecuentarlo, dedicarle tiempo de calidad, estar a solas con El. Buscar ratos de oración a lo largo del día, en momentos concretos, sin desatender mis otras obligaciones.

Es lo que hacemos en Cuaresma, avivar ese encuentro con Dios, a través, de la oración, el ayuno y la limosna. 

-La oración: como medio indispensable en la vida de un cristiano, para escuchar y hablar con Dios. Único modo de descubrir su Voluntad, como paso necesario para vivir la santidad. Que es, dejarnos amar por Dios, amando a los demás.

-El ayuno: privación voluntaria de ciertos alimentos o ciertas experiencias, para avivar el sentido y el encuentro con Dios en el alma. Resulta de mucho provecho espiritual, ayunar de juicios, de caras serias, de críticas.

-La limosna: El ejemplo de un jefe, que en Navidad regalaba a cada trabajador una gran cesta. Hubo un año, que las cosas fueron peor y los trabajadores, no esperaban nada. Sin embargo, les hizo un regalo igual o mejor. Un trabajador, le pregunto ¿por que lo hizo?. “Muy sencillo: todos los años, os daba de lo que me sobraba y este año, de lo que necesito”, y créeme, soy mucho más feliz. De eso se trata, de darnos a nosotros mismo, no solo nuestro tiempo o dinero. La limosna, de la escucha, del perdón, de la compañía o de la compasión. Son muy tenidas en cuenta por Dios. Darnos hasta que duela, decía santa Teresa de Calcuta.

Que puedas descubrir la Belleza de un Dios, que quiere amarte y ayudarte a convertirte completamente, a su Misericordia.

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